El presidente Alberto Fernández se abstuvo hoy de realizar anuncios económicos específicos, pero habló de la crisis en la que se encuentra la Argentina y definió los lineamientos centrales de su política económica.
A continuación, los pasajes principales: .
– Hay que identificar prioridades urgentísimas y compartidas para acordar después mecanismos que superen aquellas contradicciones.
– Queremos un Estado presente, constructor de justicia social, que le dé aire a las economías familiares: por eso vamos a implementar un sistema masivo de créditos no bancarios que brinde préstamos a tasas bajas.
– La primera reunión oficial de nuestro Gobierno consistirá en un encuentro de trabajo sobre esta prioridad, el Plan Integral Argentina Contra el Hambre.
– Esto nos exige reorientar prioridades en nuestra economía y en nuestra estructura productiva.
– Las economías familiares se encuentran asfixiadas por los altos niveles de endeudamiento, a tasas usurarias y en algunos casos con esquemas de devoluciones diarias.
– La situación de las PyMEs tiene también proporciones dramáticas, requiriendo un alivio fiscal y estímulos apropiados.
– La capacidad ociosa de nuestras fábricas, industrias y comercios también constituye un despilfarro de energías productivas.
– Queremos un Estado presente, constructor de justicia social, que le dé aire a las economías familiares: por eso vamos a implementar un sistema masivo de créditos no bancarios que brinde préstamos a tasas bajas.
– La economía popular y sus movimientos organizados, el cooperativismo y la agricultura familiar serán también actores centrales de estas políticas públicas.
– La cultura del trabajo se garantiza creando trabajos formales con todos los beneficios de la seguridad social. Por eso pondremos en marcha acciones que faciliten que todos los titulares del salario social complementario puedan insertarse en el mundo laboral y cobrar por su trabajo.
– Garantizar el derecho al primer empleo, a través de becas solventadas por el Estado para que jóvenes se capaciten y trabajen en empresas, PyMEs, organizaciones sociales y de la economía popular y la agricultura familiar.
– Vamos a sumar el sector productivo al entramado científico- tecnológico y a los sectores académicos.
– En los próximos días estaremos convocando a los trabajadores, a los empresarios y las diversas expresiones sociales, para la puesta en marcha de un conjunto de Acuerdos Básicos de Solidaridad en la Emergencia, que constituyan el cimiento sólido a partir del cual se vuelvan a encender los motores de nuestra economía.
– Sabemos que estaremos transitando un sendero estrecho, complejo, desafiante, donde no hay lugar ni para los dogmas mágicos ni para las pujas sectarias.
– He decidido que no le daremos tratamiento parlamentario al Presupuesto Nacional proyectado por el gobierno saliente para el ejercicio 2020. Sus números no reflejan ni la realidad macroeconómica, ni las realidades sociales, ni los compromisos de deuda que realmente han sido asumidos.
– Para poner a Argentina de pie el proyecto debe ser propio e implementado por nosotros, no dictado por nadie de afuera con remanidas recetas que siempre han fracasado.
– Una macroeconomía ordenada es una condición necesaria para dejar lugar a la creatividad de las políticas en pos del desarrollo. No hay progreso sin orden económico.
– Para reordenar a la economía necesitamos salir de la lógica de más ajuste, más recesión y más deuda que se ha impuesto en los cuatro años que hoy acaban.
– La consistencia integral de lo que proponemos en materia de todas las variables del plan -precios, salarios, tarifas, tipo de cambio, aspectos monetarios, fiscales y sociales-, serán explicitadas en los próximos días, convocando a todos los sectores involucrados.
– Vamos a encarar el problema de la deuda externa. No hay pagos de deudas que se puedan sostener si el país no crece. Tan simple como esto: para poder pagar, hay que crecer.
– Buscaremos una relación constructiva y cooperativa con el Fondo Monetario Internacional y con nuestros acreedores.
Resolver el problema de una deuda insostenible que hoy tiene Argentina no es una cuestión de ganarle una disputa a nadie. El país tiene la voluntad de pagar, pero carece de capacidad para hacerlo.
– Vamos a realizar un análisis exhaustivo a fin de descentralizar y/o relocalizar en distintas provincias a los organismos del Estado Federal. Así como ahora el Instituto Nacional de Vitivinicultura funciona en la Provincia de Mendoza y el Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero funciona en la Ciudad de Mar del Plata, debemos pensar en diversas alternativas que garanticen un nuevo federalismo.
– Vamos a desplegar por todo el país un Plan de Reactivación de Obras Públicas, que estén asociados al desafío ecológico y nos permitan mejorar un eco-sistema de relaciones ambientales, sociales y productivas. Serán proyectos de ejecución rápida y con gran empleo de mano de obra local, destinados a mejorar la seguridad vial y la accesibilidad, el ordenamiento urbano y territorial, la construcción y el mantenimiento de edificios públicos y la infraestructura hidráulica, entre otros.
– Nuestra Cancillería estará concentrada en conquistar nuevos mercados, motorizar exportaciones, generar una activa promoción productiva de inversiones extranjeras directas, que contribuyan a modificar procesos tecnológicos y a generar empleo.
– En esa globalización también sentimos a América Latina como nuestro «hogar común». Vamos a robustecer el MERCOSUR y la integración regional, en continuidad con el proceso iniciado en 1983 y potenciado desde 2003.
– Con la República Federativa del Brasil, particularmente, tenemos para construir una agenda ambiciosa, innovadora y creativa, en lo tecnológico, productivo y estratégico, que esté respaldada por la hermandad histórica de nuestros Pueblos y que va más allá de cualquier diferencia personal de quienes gobiernan la coyuntura.