La modalidad de robarle armas a los policías de las distintas fuerzas creció en los últimos tiempos y las mismas se venden por lo menos al doble de su valor en el mercado clandestino, donde los principales compradores son los narcos para proveer a sus «soldaditos».
En las últimas semanas se dieron varios casos de uniformados a los que los asaltantes balearon y hasta asesinaron solo por el hecho de sustraerles la pistola, como objetivo principal, y por ganarse el «respeto» del mundo delictivo, como meta secundaria.
Según pudo averiguar NA, una pistola Bersa Thunder 9 milímetros, provista en gran parte al personal de la Policía Federal más nuevo, cuesta unos 15 mil pesos promedio, mientras que en forma ilegal se paga entre 25 mil y 40 mil pesos.
«En el caso de las armas ocurre a la inversa que con otro tipo de objetos o mercadería, porque sale más cara, debido a que en el mercado ‘negro’ se puede obtener sin tener portación de legítimo usuario y en muchos casos le liman la numeración», precisó un sargento de la Policía Federal que evitó dar su nombre por temor a represalias en la fuerza.