Si bien el Senado va a ratificar en los próximos días el corrimiento de un mes del cronograma electoral, las agujas del reloj siguen girando y los espacios políticos deben definir en un plazo no muy prolongado a sus candidatos para competir en las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias.
El PRO, el partido hegemónico en Juntos por el Cambio, tomó la delantera a partir de la interna a cielo abierto que se instaló entre el larretismo y Patricia Bullrich en la Ciudad, mientras que en la provincia la puja tiene más actores en pugna como María Eugenia Vidal, Diego Santilli, Jorge Macri, entre otros.
Las discusiones en el Frente de Todos recién empiezan a desperezarse, con movimientos tímidos y bajo estricta cautela. No obstante, en los últimos días empezaron a insinuarse algunas señales.
El gesto más contundente lo dio el propio presidente Alberto Fernández, quien el martes último en un acto en El Dorado, Misiones, destacó la gestión de Daniel Scioli como embajador de Brasil, y lo definió como su «hermano» y «alter ego».
«Es mi hermano, mi alter ego, hablar con él es hablar conmigo», ponderó, no casualmente en la misma semana en que aparecieron encuestas para medir la imagen e intención de voto del ex gobernador bonaerense.
Desde el entorno del ex motonauta niegan enfáticamente que haya sido él quien motorizó las encuestas para instalarse en la interna del Frente de Todos, pero no descartan que acepte un ofrecimiento para volver al Congreso como cabeza de lista, si Alberto Fernández se lo pide expresamente.
El Frente de Todos no puede echar mano a otras figuras convocantes de su elenco, ya que Máximo Kirchner y Sergio Massa ya tienen mandato vigente en Diputados, por lo que todos los caminos conducen a Scioli.
El nombre del ex mandatario bonaerense no entusiasma en el Instituto Patria, no solo por la derrota del 2015 sino también por las rispideces en el vínculo con Cristina Kirchner cuando era presidenta, pero reconocen que no existe ningún otro dirigente con ese nivel de conocimiento en toda la provincia, por haber sido vicepresidente de la Nación y dos veces gobernador.
En ese sentido, ni la directora general de ANSES, Fernanda Raverta, ni la titular del PAMI, Luana Volnovich (las dos preferidas de La Cámpora) terminan de despegar en las encuestas que mandan a hacer.
Cerca de Cristina Kirchner valoran que, mal que mal, Scioli no se dejó tentar por los cantos de sirena del 2013, cuando pudo romper con el Frente para la Victoria para pasarse a la oposición.
En la Casa Rosada los vínculos con Scioli son más fluidos, especialmente a través del Secretario General de la Presidencia, Julio Vitobello, pero también en los diálogos frecuentes que el embajador mantiene como el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero.
Hay otro factor que hace que el nombre de Scioli cotice en alza: Alberto Fernández se siente agradecido con él ya que en la época en que el ex jefe de Gabinete era vapuleado por el kirchnerismo duro cuando abandonó el Gobierno de Cristina Fernández, el entonces mandatario bonaerense fue uno de los pocos que se acercó y mantuvo el diálogo político.
Más allá de las simpatías que despierta en la Casa Rosada, y de la poca química que tiene con el núcleo duro del kirchnerismo y Cristina en particular, todos en el Frente de Todos coinciden en que su perfil moderado es óptimo para atraer al electorado del medio, que será el que en definitiva termine decidiendo la elección.
Por otra parte, comparten que Scioli sería un contendiente ideal para competir mano a mano con María Eugenia Vidal si la ex gobernadora define encabezar la lista de Juntos por el Cambio en la provincia, como le reclaman en su espacio político.
Al margen de las diferencias políticas, Scioli y Vidal realizaron un recorrido político similar: siendo originariamente dirigentes de la Ciudad, cruzaron la General Paz y llegaron a gobernadores.
En espejo, ambos sufrieron resonantes derrotas electorales que los obligaron a bajar al llano, resetearse y volver al ruedo político.
Incluso algunos especulan con que si Vidal decide competir en la Capital Federal, Scioli podría seguir sus pasos para enfrentarla en el cuadrilátero porteño.
Para acompañar al ex vicepresidente de Néstor Kirchner en una hipotética boleta de candidatos para la provincia, suena con fuerza el nombre de la platense Victoria Tolosa Paz, actual presidenta del Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales.
Hay varios diputados nacionales de peso cuyos mandatos vencen en diciembre y que podrían renovar en representación de la provincia de Buenos Aires, empezando por Leopoldo Moreau, una de las espadas políticas más afiladas que tiene Cristina Kirchner en el Congreso por su activa denuncia del lawfare y la persecución política.
También vence el mandato de la diputada de extracción sindical Vanesa Siley, muy valorada por La Cámpora, como también el del secretario general de la CTA de los Trabajadores, Hugo Yasky, y la incisiva diputada Fernanda Vallejos, quien había encabezado la lista de Unidad Ciudadana en 2017.